Adaptación y resiliencia

Adaptación y resiliencia

El Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, pide que se aumenten urgentemente los fondos para proporcionar una mayor protección contra los impactos del cambio climático, como las crecidas y la subida del nivel del mar. En concreto, las Naciones Unidas estiman que el 50 % de la financiación climática aportada por todos los países desarrollados y los bancos multilaterales de desarrollo debe destinarse a la adaptación y la resiliencia.

Los países en desarrollo necesitan unos 70 000 millones de dólares para cumplir sus planes de adaptación. Pero la cifra podría alcanzar los 300 000 millones de dólares en 2030, y los 500 000 millones de dólares en 2050.

Una dificultad adicional es que muchos países en desarrollo no disponen de los datos climatológicos de alta calidad necesarios para comprender plenamente su clima actual y futuro y tomar decisiones fundamentadas en materia de adaptación.

Los sistemas de alerta temprana de peligros múltiples centrados en las personas y que tienen en cuenta las cuestiones de género son una forma muy eficaz de fortalecer la adaptación y la resiliencia. Se estima que las inversiones en estos servicios pueden salvar tanto vidas como bienes por un valor al menos diez veces superior a su costo.

Según la Comisión Global de Adaptación, un aviso emitido 24 horas antes de la llegada de una tormenta u ola de calor puede reducir los daños resultantes en un 30 por ciento. Si se invirtieran 800 millones de dólares en sistemas de alerta temprana en los países en desarrollo, podrían evitarse pérdidas de entre 3 000 y 16 000 millones de dólares al año.

No es de extrañar, por tanto, que una gran mayoría de los planes de adaptación al cambio climático señalen los sistemas de alerta temprana como una de las principales prioridades, especialmente en los países menos adelantados y los pequeños Estados insulares en desarrollo.

A pesar de ello, en promedio, una de cada tres personas todavía no está cubierta por sistemas de alerta temprana. Y la difusión y comunicación de esas alertas es demasiado precaria en muchos países en desarrollo para que lleguen hasta el último eslabón de la cadena, donde la gente está más expuesta.

Afortunadamente, la comunidad internacional se está movilizando para garantizar que esto cambie.

La Alianza para el Desarrollo Hidrometeorológico reúne a las principales instituciones internacionales humanitarias y de desarrollo y financiación climática para fortalecer la prestación de servicios meteorológicos, climáticos, hidrológicos y medioambientales conexos ("servicios hidrometeorológicos") de alta calidad, que constituyen la base para la adopción de medidas eficaces de adaptación y resiliencia al clima.

El Servicio de Financiamiento de Observaciones Sistemáticas se ha creado para asegurar una financiación más sostenible de los servicios hidrometeorológicos y subsanar las deficiencias de observación.

Muchos desastres están relacionados con el agua, y la Coalición para el Agua y el Clima defiende una acción más concertada.

La OMM colabora con la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR) y el Fondo Mundial para la Reducción de los Desastres y la Recuperación del Banco Mundial como asociados en la ejecución de la Iniciativa de Riesgo Climático y Sistemas de Alerta Temprana (CREWS), dedicada a salvar vidas y medios de subsistencia ampliando el acceso a las alertas tempranas y a la información sobre riesgos por parte de la población de los países menos adelantados y los pequeños Estados insulares en desarrollo.

Los proyectos incluyen la mejora de los avisos de peligros como las crecidas en países como el Afganistán y el Níger, la mejora de la comunicación y una mayor conciencia sobre los ciclones tropicales y los huracanes en el Caribe y el Pacífico, y el fortalecimiento de la capacidad de los servicios meteorológicos e hidrológicos nacionales para preparar y emitir esas predicciones y avisos.

El número de iniciativas de ese tipo es cada vez mayor. Si bien también lo es la necesidad urgente de una acción climática.