En septiembre de 2020 se instauraron en el Pacífico ecuatorial las condiciones características de un episodio de La Niña. Estas se han mantenido durante mucho tiempo y todavía persisten. Solo dejaron de imperar brevemente durante el verano boreal de 2021. Según los Centros Mundiales de Producción de Predicciones a Largo Plazo de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el actual episodio de La Niña continuará hasta el invierno boreal de 2022/2023. La probabilidad es del 75 % para los meses de diciembre de 2022 a febrero de 2023 y del 60% para el período de enero a marzo de 2023. A partir de entonces, se prevé que el actual episodio de La Niña —la fase fría del fenómeno denominado El Niño-Oscilación del Sur (ENOS)— evolucione y se impongan unas condiciones neutras con respecto al ENOS. La probabilidad de que se materialice ese escenario es del 55 % para los meses de febrero a abril de 2023, y aumenta hasta cerca del 70 % para el período de marzo a mayo. La probabilidad de que se forme un episodio de El Niño durante el invierno boreal de 2022/2023 es ínfima. Si bien aumenta ligeramente después, sigue siendo baja, al situarse cerca del 25 % hacia el final del período de pronóstico (mayo-julio de 2023). Los Servicios Meteorológicos e Hidrológicos Nacionales (SMHN) monitorearán de cerca la evolución del fenómeno ENOS en los próximos meses y facilitarán proyecciones actualizadas según resulte necesario.
Las condiciones típicas de un episodio de La Niña han persistido durante mucho tiempo en el Pacífico ecuatorial. Se instauraron en septiembre de 2022 y siguen imperando a mediados de noviembre de 2022. Solo dejaron de imponerse durante un breve período comprendido entre junio y agosto de 2021. En la semana del 9 de noviembre de 2022, la anomalía de temperatura de la superficie del mar en las partes central y oriental del Pacífico ecuatorial osciló entre −0,9 y −1,4 grados Celsius, y las temperaturas subsuperficiales fueron inferiores a la media en las zonas oriental y centroriental del Pacífico, circunstancia que contribuyó a que las temperaturas de la superficie del mar fueran más bajas. Las condiciones atmosféricas suprayacentes, como los vientos en superficie y en altitud y la configuración de la nubosidad y las precipitaciones, seguían siendo congruentes con un episodio de La Niña. En septiembre, el índice de oscilación austral (SOI), que representa la diferencia normalizada de presión a nivel del mar entre Tahití y Darwin, se incrementó de forma significativa, aunque actualmente presenta una tendencia a la baja. Asimismo, se constataron condiciones de sequía inusitadas en la zona central del Pacífico, al oeste de la línea internacional de cambio de fecha, y se registró un aumento de la convección y las precipitaciones sobre Indonesia y el Pacífico occidental. En términos generales, las condiciones oceánicas y atmosféricas observadas indican un mantenimiento del actual episodio de La Niña.
Los Centros Mundiales de Producción de Predicciones a Largo Plazo de la OMM toman las observaciones realizadas recientemente como valores iniciales a partir de los cuales sus sistemas dinámicos de predicción estacional elaboran sistemáticamente predicciones climáticas a escala mundial para los próximos meses. Sus predicciones más recientes y las evaluaciones de los expertos indican que existe una probabilidad moderada de que se mantengan las anomalías negativas en las temperaturas de la superficie del mar en las zonas central y oriental del Pacífico ecuatorial durante los dos próximos períodos de análisis (de diciembre a febrero y de enero a marzo). Según las previsiones, la probabilidad de que continúe el actual episodio de La Niña se sitúa en torno al 75 % para el período de diciembre de 2022 a febrero de 2023, pero para el período de enero a marzo de 2023 ese porcentaje disminuye hasta alrededor del 60 %, y para los meses de febrero a abril de 2023, la probabilidad se sitúa en torno al 40 %. Para el período de febrero a abril, lo más probable es que termine el episodio plurianual de La Niña y se instauren unas condiciones neutras en cuanto al ENOS, dado que la probabilidad es del 55 %. Durante los meses de marzo a mayo, la probabilidad aumenta y se sitúa en el 70 %. En cuanto a la posible instauración de un episodio de El Niño, la probabilidad es ínfima, y no se incrementa hasta más adelante, coincidiendo con la primavera boreal, cuando se sitúa en torno al 25 % al final del período de pronóstico (mayo-julio de 2023).
El actual episodio de La Niña entra en su tercer año consecutivo y se prevé que continúe hasta principios de 2023, por lo que se tratará del primer episodio "triple" de este fenómeno del siglo XXI. Ello puede repercutir gravemente en las pertinaces condiciones que causan episodios de sequía o inundaciones en las regiones afectadas. Paralelamente, la oscilación interdecenal del Pacífico (IPO) ha estado en fase negativa desde 2017, y ha presentado valores marcadamente negativos desde 2020, lo que refuerza la fase de La Niña. Sin embargo, es importante señalar que El Niño y La Niña no son los únicos factores que condicionan las características climáticas a escala mundial y regional, y que la intensidad de los indicadores del ENOS no tiene una correspondencia directa con la de sus efectos. Por lo que se refiere a la escala regional, las proyecciones estacionales deben tener en cuenta los efectos relativos tanto del estado del ENOS como de otros condicionantes climáticos pertinentes a escala local. Puede obtenerse información aplicable a los ámbitos regional y local en las proyecciones climáticas estacionales regionales y nacionales, como las elaboradas por los Centros Regionales sobre el Clima de la OMM, los Foros Regionales sobre la Evolución Probable del Clima y los Servicios Meteorológicos e Hidrológicos Nacionales.